Así que te vas a la universidad, emocionado por empezar tu viaje hacia un futuro brillante. La única pregunta que te ronda por la cabeza es dónde vivir durante tu estancia en la universidad. Vivir en alojamientos proporcionados por la universidad parece una obviedad, ¿verdad? Pero espera, ¿has pensado en compartir casa con adultos mayores? Puede que sea la mejor opción para ti. Exploremos por qué compartir casa triunfa sobre el alojamiento universitario y cómo puede ser beneficioso para todos los estudiantes.
Hagamos un rápido repaso de los alojamientos universitarios habituales. Puedes tener la oportunidad de vivir con compañeros de estudios, experimentar la vida en una residencia universitaria y tener fácil acceso a las instalaciones de la universidad. Pero, ¿qué hay de los inconvenientes? La realidad es que estos alojamientos pueden ser ruidosos, y abundan las distracciones. La intimidad suele ser limitada, lo que te hace desear un poco de espacio para respirar. Y no hay que olvidar que la falta de orientación experimentada y la seguridad limitada pueden aumentar tu ansiedad.
Ahí es donde compartir casa puede ser una salvación. Sí, estamos hablando de vivir con personas mayores que pueden ofrecerte apoyo emocional y orientación, y créenos, tienen experiencia en esta transición. Con el homesharing, puedes tener un entorno tranquilo y propicio para estudiar con menos molestias. Es una opción mucho más segura y protegida, con mayor privacidad y libertad, lo cual es importante cuando necesitas descansar de todo el ajetreo universitario. En resumen, es un hogar lejos del hogar, literalmente.
Pero espera, ¿crees que compartir casa sólo es beneficioso para los estudiantes universitarios? Piénsalo otra vez. Las personas mayores pueden beneficiarse de este sistema tanto como los estudiantes. Compartir casa ofrece a los mayores compañía, ingresos adicionales y, lo que es más importante, la oportunidad de contribuir a la sociedad de forma significativa. Así que piensa más allá del alojamiento universitario y considera el homesharing como una opción: es la elección perfecta para la transición universitaria.
El nivel de ruido en los alojamientos universitarios es mayor. La mayoría de los estudiantes se dan cuenta enseguida de que las paredes de las residencias o apartamentos se escuchan, y es casi imposible conseguir un poco de paz y tranquilidad. Desde compañeros de piso parlanchines y música alta, estas distracciones pueden repercutir negativamente en tus notas.
Por último, los alojamientos universitarios limitan la intimidad y la libertad. Los dormitorios, sobre todo, son pequeños y estrechos, y tienes que compartir tu espacio con un desconocido con el que quizá no te lleves bien.
Por muy cómodos que sean los alojamientos universitarios, los inconvenientes y realidades que conllevan superan a las ventajas. No es de extrañar por qué el homesharing se está convirtiendo en una opción popular entre los estudiantes universitarios.
Aquí es donde entra en juego el homesharing. Al vivir con un adulto mayor experimentado, los estudiantes universitarios tienen garantizado el apoyo emocional y la orientación que les ayuden a superar los retos de la vida universitaria. Los adultos mayores suelen ser excelentes oyentes y tienen un caudal de experiencias vitales que pueden aprovechar para proporcionar consuelo, consejo y dirección cuando sea necesario.
Además, compartir casa proporciona un entorno tranquilo y apacible, ideal para estudiar. La mayoría de los alojamientos universitarios pueden ser ruidosos y caóticos, lo que dificulta la concentración en los estudios. Los adultos mayores ofrecen un entorno vital más tranquilo, propicio para estudiar sin distracciones innecesarias.
La seguridad es otra ventaja importante de compartir casa. A diferencia de los alojamientos universitarios, los adultos mayores ofrecen un entorno vital más seguro, sobre todo para las estudiantes. Además, muchos adultos mayores tienen instalados modernos sistemas de seguridad en sus casas, lo que añade una capa adicional de protección contra robos y allanamientos.
Por último, el homesharing permite una mayor intimidad y libertad en comparación con los alojamientos universitarios. Con el homesharing, los estudiantes universitarios tienen acceso a sus propias habitaciones privadas, lo que les permite disfrutar de cierto espacio personal y tiempo libre. Pueden participar en las actividades que les gustan sin interferencias ni restricciones por parte del adulto mayor.
En definitiva, el homesharing no sólo facilita la transición a la vida universitaria, sino que también ofrece una experiencia gratificante y enriquecedora para los jóvenes adultos. Mediante el homesharing, los estudiantes universitarios pueden beneficiarse de orientación, seguridad, privacidad y un entorno de vida tranquilo que mejora su crecimiento académico y personal de todas las formas posibles.
Eduardo Fierro (01/05/2023)
Eduardo Fierro (30/04/2023)